miércoles, 21 de noviembre de 2012

GOLEADA HISTÓRICA A LA DIPLOMACIA COLOMBIANA: EL 8-0 DE LA HAYA, ¿LA GOTA QUE REBOSÓ LA COPA?


GOLEADA HISTÓRICA A LA DIPLOMACIA COLOMBIANA: EL 8-0 DE LA HAYA, ¿LA GOTA QUE REBOSÓ LA COPA?
No ha pasado mucho tiempo desde la decisión de la Haya acerca de la soberanía colombiana en mares caribeños y el desparpajo de poderío que hizo con esta patria dolida. Pero, estábamos felices sin que nadie nos molestara la vida hasta ese día fatídico que iniciaba. Era el comienzo de la pesadilla que se había repetido en el pasado con Perú, Venezuela y Panamá.  Hagamos memoria: 1830, negociaciones con Venezuela. Sucedió cuando la Patria tricolor era una joven granadina y se separó la Nueva Granada en tres estados: Ecuador, Venezuela y nosotros. Gracias a un señor “serio” llamado Michelena y a Pombo (no el de “rin rin renacuajo) se trazaron los límites con Colombia. Este acto de astucia y malicia indígena duró casi 50 años, donde al final perdimos los mogotes de los Frailes. 1-0 y esto no terminaba pues en 1952, un político brillante les envió una carta a nuestros amigos bolivarianos,  de forma muy cortés y elegante “regalándole unos islotes llamados “los Monjes”. 2-0 y hasta ahora iniciaba este encuentro, porque después del litigio de final de siglo XIX, del autogol por parte de Holguín, llegaría el 3-0 de la primera parte: Fueron tres toques, en 1829, 1911 y 1932, que fue donde se concretó el magno golazo porque el gobierno colombiano siempre fue incapaz de ayudar a su población y velar por el cumpliendo de la misma.
Llega el 4-0 también de forma muy ofensiva con el país ecuatoriano, a cargo de un general hambriento de poder y tierras llamado Juan José Flores, empiezan una serie de invasiones que terminan “legalizándose” en 1916. Donde invadieron ellos, les fue aprobado, y volvimos a perder. No contentos con semejante estampida de ataques fronterizos, Brasil no se queda atrás y así llegamos al 5-0 PARCIAL. Por medio del tratado de 1853 se reconoció al Brasil, como límites de sus fronteras, la línea APAPORIS TABATINGA, que comprendía ricas y extensas regiones entre los ríos Caquetá, las Bocas de YAVARI y luego, en línea recta, hasta el brazo del AVATIPARANA. El Congreso granadino quiso oponerse en un principio a esta negociación hecha por el señor LORENZO MARIA LLERAS, Secretario del Exterior del señor JOSE MARIA OBANDO, pero luego terminó ratificando el tratado, a pesar de los argumentos expuestos por el senador FERNANDO MADRID, en defensa de los derechos granadinos. Y para confirmar el tratado anterior, más tarde, el señor ALFREDO VASQUEZ COBO, en su calidad de ministro de Relaciones Exteriores de la Administración REYES, firmó el tratado del 24 de abril de 1907 otorgándole a Brasil todos los territorios quitados a Colombia en épocas pasadas. A manera de compensación por las cesiones territoriales, adquirió Colombia el derecho de navegación por el río Amazonas que se legalizó mediante el tratado firmado por los dos países, en Río de Janeiro, el 15 de noviembre de 1928.

EL 6-0 POR UN DELANTERO PANAMEÑO
A finales del siglo XIX y comienzos del XX después de toda la purga, invasión explotación y arrinconamiento del gobierno colombiano y su poco accionar, llegó el gol que quizás a muchos despertó: la separación de Panamá. Siendo un departamento en aquel entonces olvidado (quizás como el Chocó u otro que anda por ahí apenas por los mapas) y el interés de los hoy amigos nuestros americanos, comenzaron a fraguarse disputas e inconvenientes de intereses entre Estados Unidos y congresistas colombianos que llegando a 1914 donde ya no se daba más por un trato diplomático se logra llegar a un acuerdo tembloroso e ingenuo que se rompe y se re-establece en 1924 cuando Colombia y su anterior departamento Panamá firmaron un tratado donde quedaba legalizada y reconocida la pérdida de Panamá.
El 7-0 que nadie ha visto fue una habilitación de Costa Rica y Nicaragua, siempre pendientes del Mar Caribe, como buitres esperando apropiarse de cualquier migaja territorial que se pueda quedar por fuera. De esta manera, como ocurrió con los otros países, se volvió a perder más terreno colombiano.

EL 8-0 DE LA HAYA, LA COPA QUE REBOSÓ LA COPA
Llegó el 21 de Noviembre de 2012 y después de un reclamo, al parecer visual por parte del gobierno nicaragüense que llevaba insistiendo desde la segunda mitad del siglo XX, logran una victoria increíble. Le vuelven a meter un gol a la diplomacia colombiana quitándole 75.000 km2 del mar de los siete colores, pero nos dan los 7 cayos (que hasta el sol de hoy muy pocos sabían que existían) y lógicamente (gracias a Dios) le dejan la soberanía al gobierno colombiano en las islas. Sólo hasta hoy, más de la mitad del pueblo colombiano promedio le pareció infame, injusto, desagradable y falto de pantalones, pero más de uno desconoce que Colombia ya está acostumbrada a perder terreno y territorio si a nivel diplomático se refiere. Que tristeza que el colombiano esté acostumbrado a valorar lo que tiene sólo hasta que lo pierde, sólo se grita y se preocupan cuando ya todo está consumado, cuando ya no hay una vuelta atrás inmediata y ve cómo el balón de la Diplomacia le hace gol de túnel al arquero, o esta vez, a la arquera que no supo atajar y temió por un falso poderío o ataque nicaragüense.
El Depto. de San Andrés, Providencia y Sta. Catalina ha sido un pueblo olvidado por el gobierno, que ha tenido que salir adelante por sí misma entre huracanes, traquetos de porcelana y sicariato para poder subsistir. La hotelería y el turismo han hecho los motores de supervivencia del isleño, pero ahora con el fallo todos se acuerdan que existían unas islas que no sólo sirven para vacacionar. Ahora todos saben que hay 7 cayos, pero lo que nadie sabe es que el tesoro que nos quitaron era la forma de subsistencia para muchísimas personas. Es cuestión de tiempo que un mártir en esas aguas sea mitigado y desaparecido para ver si esta selección de la Haya le mete uno o dos golecitos más a la portería diplomática, portería  que tiene un arquero que tapa para sí mismo sus intereses y poco ayuda a mantener la soberanía del país. Aun así recordamos y aun así perdemos, ¿qué nos pasa?

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