viernes, 23 de noviembre de 2012

DE ORUGA A MARIPOSA: LA PARROQUIA QUE SE VOLVIÓ CATEDRAL


DE ORUGA A MARIPOSA: LA PARROQUIA QUE SE VOLVIÓ CATEDRAL
Son las dos de la tarde y no muy lejos de la acera se siente el desorden y la algarabía sonora de carros y buses que buscan pasar el semáforo de la Carrera 45 con Calle 53. Se deben esperar unos instantes para poder hacer conexión con un sitio de paz y tranquilidad para el alma y el cuerpo. Ese afán y la impaciencia de hoy en día no dejan ver una figura arquitectónica que se impone silenciosamente al costado occidental de una plazoleta plana y calurosa. Sus siete majestuosos vitrales de colores vivos y equilibrados nos da la bienvenida.
Son 4.274 metros cuadrados y su capacidad de abarcar en ella unas cuatro mil personas en su interior, lo que la hacen marcar la diferencia entre muchas otras edificaciones del lugar, tanto de día y mucho más de noche pues irradia belleza por su estilo modernista que toma protagonismo, robándose las miradas de propios y extranjeros. Es el punto de cero de la ciudad, es la “Catedral Metropolitana María Reina de Barranquilla” o como es comúnmente conocida: “Catedral Metropolitana de Barranquilla”.
Al sólo estar en la puerta principal de este templo, su interior cargado de tranquilidad y de encuentro espiritual con los que profesan la fe católica nos invita lentamente a ingresar. Realmente estamos en la Puerta de Oro. Allí mismo, donde jóvenes y adultos disfrutan pasar un rato en las escaleras que dan con esta emblemática edificación, por años ha sido tomada como punto de referencia para charlar, conocer y/o simplemente visitar, se encuentra uno de los ritos del catolicismo: Elevar deseos o plegarias a la Santísima Virgen María Reina, patrona la Catedral, o al Cristo Libertador del cual hay una escultura antigua que representa la liberación de la muerte lograda por Él, entre otras imágenes santas que hay en este lugar.
Y es que este sitio que no puede pasarse por alto si de conocer a Barranquilla se trata, pues el icono de una sociedad es su religión y esta estructura no deja de ser la excepción, demostrando el avance de la sociedad barranquillera en los principios del siglo XX.
Con ojos ya cansados de tanto trabajar, de soles y atardeceres católicos, y de una santidad comparada con la del sacerdote, el sacristán Hernando de Castro se convierte en el guía histórico del lugar. Su edad se iguala a la cantidad de años que tiene la arquidiócesis no lo hacen perder su memoria, y sonriente dice: “Su construcción tiene una historia particular como toda obra colombiana. En principio, su modelo sería una idea renacentista del arquitecto italiano Angelo Mazzoni de Grande, pero fue la firma denominada “Vázquez y Cárdenas” quien la rediseñan a algo modernista”.
A paso lento pero seguro, este hombre que ha pasado su vida entre los sacramentos de la Iglesia, narra como si hubiera sido ayer el surgimiento del hoy epicentro de la arquidiócesis del Atlántico. “En ese entonces estaba Monseñor Gallego quien se responsabilizó de la construcción y estuvo al frente de la misma inclusive antes que fuera Catedral”, continuó: “Antes no se llamaba así, su antiguo nombre era ‘Parroquia de San Nicolás de Tolentino’ y para mediados de la década del 50, lo cogen otros señores (Agustín Bertalotto y Rafael Di Muzio) pero no le gustan al obispo Francisco Gallego Pérez, quien renegocia el contrato con Mazzoni pero en últimas lo terminaron construyendo “Vázquez y Cárdenas” que eran de Medellín.” Saluda a las señoras que han siempre han estado, quizás el mismo tiempo que él, rezando y sosteniendo la fe y la tradición por mucho tiempo.
Por un instante, nuestro guía se desvía de camino y desaparece,  aprovecho para preguntarle a alguien más, quizás a las viejitas que allí rezan sagradamente el Rosario. “Para los años sesenta, Barranquilla aun no veía la luz con la construcción de la Catedral, hubo muchas discusiones de cómo debía construirse y aparte de eso nos trasladaron a Cali al obispo Gallego, quien estaba a cargo, pero todo quedó en buenas manos y finalmente, después de más de 20 años de espera, el 7 de Julio de 1982, lo que era parroquia se convirtió en Catedral, y pasó de llamarse templo de San Nicolás al de María Reina.” Entre esas interrumpió otra señora diciendo: “Niñas, ustedes no habían nacido en esa época, pero para ese entonces hasta ahora se estaba construyendo la parroquia de María Reina, y luego un año después el papa Pío VI autoriza que sea arquidiócesis y fue una gran alegría”. Nos retiramos de allí al darnos cuenta que los años no llegan solos y lo que empezó como una contribución terminó en un intercambio de ideas que deberán rezar muchos rosarios.
Nos dirigíamos hacia la escultura de Cristo Libertador, cuando el señor Hernando nos toma por sorpresa y prosigue su charla como si nunca se hubiera ido: “Desde el momento en que se construyó y su posterior visita de su Santidad el Papa Juan Pablo II (se echa la bendición y nos recuerda brevemente su biografía) la Catedral empieza a desgastarse y a faltarle mantenimiento, hasta cuando en el año 2000 el párroco Claudio Martín Blanco se le ocurre la idea de reunir fondos para la restauración llevando a cabo el el evento de nombre: “Catedratón” respaldada por muchas personalidades y empresas de la ciudad. Para el 2003 el nuevo párroco, Monseñor Víctor Tamayo continúa con esta iniciativa que ha arrojado muy buenos resultados tanto así que ha servido para la manutención de sus vitrales, y la construcción de otros templos en la capital del Atlántico.” Cabe resaltar, que  fue en 1982 se decreta pasar a titulo de Catedral, y en 1986 el Papa Juan Pablo II visita la catedral, su primer Arzobispo fue Monseñor German Villa Gaviria. El 7 de julio de este año  la catedral cumplió 80 años de haber sido nombrada arquidiócesis, la misma edad de nuestro guía. “A mí me hacen una misa especial porque yo cumplo en el mismo año en que la arquidiócesis cumple años, tenemos la misma edad (risas)” así siempre será recordado Hernando, como el hombre que fue sacristán mucho antes que la Catedral fuera el icono que es actualmente.
Seguimos el recorrido por su interior y nos encontramos con los vitrales, elementos representativos y central de esta edificación que según la religión católica, y según su ubicación de derecha a izquierda de los mismos, representa los días en que Jesucristo creo el mundo; también representan los sacramentos (bautismo, primera comunión, confirmación, matrimonio, orden sacerdotal) y como nos confirma su más fiel y quizás más antiguo trabajador:  “sus piezas fueron importadas de Italia, los cuales se encuentran en reparación en este momento. La Capilla del Santísimo es donde personas devotas llegan a orar durante muchas horas, es otro elemento que se roba la atención de todos los que vienen por acá.”
Sin embargo, se nota que la tristeza ronda el lugar. Sucede que hoy en día, esta prestigiosa construcción se ha visto afectada por el “supuesto arte callejero” y que no respeta pared ni muro limpio en la ciudad, y esta Iglesia no ha sido la excepción. El vandalismo y la falta de cultura ciudadana, han hecho de las suyas tal como ha sido el rompimiento de los vitrales, la aparición de grafitis y desagradable olor de baño público de indigentes hacen que se opaque la belleza del lugar. Además, estos problemas que parecen simples, representan una pérdida económica, debido a que su reparación es costosa, ya que los materiales con que está edificado este monumento son importados, la dificultad de reparar estos daños se vuelve tediosa y carísima para el bolsillo que no tiene para ayudar a mejorar un patrimonio de la Arenosa, pero sí de patrocinar la borrachera de alguien más.
Nuestro guía se da cuenta que son las cinco de la tarde y justo el día en que fuimos hay bautismos, así que con un apretón de manos, unos sabios consejos de la vejez y una foto del recuerdo, se despide, con esa misma mirada esperanzadora, anhelando esa hermosa juventud que recibe a Cristo en su corazón puedan ayudar en un futuro no muy lejano, cuando él ya no esté, a que su legado pueda preservarse entre los muros que lo vieron crecer.

SHELIDETH FERNÁNDEZ
IVANA FIGUEROA

No hay comentarios:

Publicar un comentario