lunes, 4 de marzo de 2013

Un entremés entre la realidad y los sueños

Que sacas con ir a un templo con una cantidad de gente a tu alrededor sí:
1. Terminas la celebración y es de una a hablar del otro
2. Presumes de Dios como si Él fuera uno y nada más para ti
3. Tu vocación espiritual te transforma en un fanático
4. El pensamiento abierto se transforma en una contrariedad protagórica
5. Olvidas que el ser humano da divinidad a lo inexplicable y es un principio aristotélico
6. Son tus convicciones y no debes imponerlas a nadie más
7. Una religión, dogma, doctrina, o como quieras llamarlo, siempre enceguecerá a su público, pues como diría Marx: La religión es el opio del pueblo.
8. Piensas que eres monoteísta, pero no te das cuenta que el concepto de Dios es múltiple. Así que bajo esto, ¿Dios no será más de uno?
9. Hasta que no encuentres tu verdadera paz en la naturaleza y entiendas que haces parte del ciclo de la vida, como todos los seres vivos, no entenderás los designios Supremos.
10. La fuerza Suprema (como quieras llamarlo) es sólo una cuestión nominal, pero justamente la cuestionas con cosas como: ¿Por qué me pasa esto?

Sólo deja que fluya la energía vital, no razones, sólo deja que el silencio sea tu guía y tu Iluminación sea por ver más allá de lo material. Ahí se las dejo.


Jork. Marzo 04/13

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